En un escenario político tenso e incierto, el primer ministro francés, Michel Barnier, enfrenta una moción de censura que podría poner fin a su mandato apenas 90 días después de asumir el cargo. La decisión de aprobar los presupuestos de la Seguridad Social por decreto, utilizando el polémico artículo 49.3 de la Constitución, ha provocado la ira de la izquierda y la ultraderecha, quienes han presentado mociones de censura. Marine Le Pen, líder del Reagrupamiento Nacional, ha sido clave al no encontrar Emmanuel Macron una mayoría estable, dejando al partido en posición de definir el destino del Gobierno. Barnier ha realizado concesiones significativas en intentos por apaciguar las tensiones, como renunciar a aumentos en el precio de la luz. Sin embargo, estas maniobras no han asegurado su liderazgo, amenazado en un panorama marcado por el déficit público creciente y la volatilidad de los mercados. Una caída de su Gobierno significaría no solo un golpe histórico para la V República, sino también un reto monumental para Macron, quien en medio de esta crisis viajó a Arabia Saudí, dejando aún más incertidumbre sobre el futuro político de Francia.
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