El nuevo presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, asume el cargo con el compromiso de sanar las divisiones internas y reformular las relaciones exteriores mediante una diplomacia “pragmática”. Su enfoque busca reactivar el diálogo con Corea del Norte y afrontar desafíos globales, como la creciente tensión entre Estados Unidos y China. Lee, del Partido Democrático, consigue la presidencia con el 49,4% de los votos y una participación récord, en un contexto marcado por la incertidumbre tras la polémica gestión de Yoon Suk-yeol. Entre sus prioridades están revitalizar la economía, impulsando sectores tecnológicos y negociar con Washington sobre los aranceles que afecta a las exportaciones surcoreanas. Además, enfrenta presiones para aumentar las contribuciones a la presencia militar estadounidense, mientras Trump planea nuevas conversaciones con Kim Jong-un, poniéndose a prueba las intenciones diplomáticas de Lee en esta dirección.
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