En el complejo entramado del ecosistema digital español, un componente esencial pero a menudo subestimado es el sistema de cables submarinos que conecta la Península con sus territorios extrapeninsulares: Canarias, Illes Balears, Ceuta y Melilla. Según un reciente informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), esta infraestructura permite una conectividad comparable a la peninsular, a pesar de los desafíos geográficos.
Con una población de 3,6 millones de personas, los territorios insulares y autónomos dependen prácticamente de estos cables para el acceso a servicios críticos de Internet y nube. Estos cables submarinos son los que permiten que plataformas globales como Microsoft Azure, AWS y Google Cloud mantengan su operatividad en estas regiones.
Actualmente, existen 15 cables en funcionamiento, con planes de añadir tres más en los próximos dos años. Baleares dispone de cuatro cables, mientras que Canarias tiene cinco, con la expectativa de sumar el Pencan 10 en 2026. Ceuta y Melilla cuentan con un desarrollo similar y nuevos proyectos de conectividad hacia 2026. No obstante, la CNMC advierte sobre la necesidad de mejorar la redundancia y actualizar algunos cables, algunos de los cuales se remontan a los años 80.
La CNMC subraya la importancia de la redundancia física, acuerdos de intercambio de fibras entre operadores, y la renovación tecnológica. Estas medidas son cruciales para mitigar el riesgo de interrupciones en los servicios de nube pública y privada, un aspecto todavía más relevante dado el interés de España por posicionarse como un hub europeo de centros de datos.
Ceuta y Melilla son destacadas por su ejemplar cobertura de banda ancha ultrarrápida, superando la media española y europea. Esto no solo mejora la calidad de vida de sus habitantes, sino que posiciona a estas ciudades como nodos estratégicos en el Mediterráneo.
Por su parte, Canarias enfrenta el desafío de su aislamiento geográfico. La CNMC resalta la urgencia de reforzar su capacidad y redundancia, especialmente en islas como El Hierro, que aún depende de un único enlace, lo cual es un riesgo considerable al atraer inversión tecnológica.
La infraestructura submarina es vital para el funcionamiento eficaz de empresas, gobierno y centros de datos, proporcionando la estabilidad necesaria para administración electrónica y aplicaciones esenciales en la nube. Como concluye el informe, el desarrollo y fortalecimiento continuo de esta red de cables es crítico para consolidar la economía digital de estos territorios.
En resumen, aunque los servicios actuales son comparables a los de la Península, el informe deja claro que la resiliencia sigue siendo una tarea en progreso. Sin cables submarinos, la visión de una nube eficiente y accesible queda fuera de alcance.