La última actualización del Ministerio para la Transición Ecológica deja una fotografía algo más optimista para el conjunto de España… y con luces y sombras en Andalucía. La reserva hídrica nacional se sitúa ya en el 54 % de su capacidad, con 30.274 hectómetros cúbicos (hm³) almacenados, tras sumar 126 hm³ en la última semana. Son más agua que hace un año y también más que la media de la última década, lo que confirma el efecto positivo de las recientes borrascas atlánticas.
En clave andaluza, la situación mejora respecto a campañas anteriores, pero la sequía ni mucho menos ha desaparecido: las cuencas del Guadalquivir y de la Mediterránea Andaluza siguen por debajo del 45 % de llenado, mientras que Guadalete-Barbate se mueve en niveles similares. Solo el sistema de Tinto, Odiel y Piedras, en Huelva, presenta un panorama claramente holgado.
Guadalquivir: más agua que hace un año, pero lejos de la tranquilidad
El Guadalquivir, la gran columna vertebral hídrica de Andalucía, almacena actualmente 3.575 hm³ de un total de 8.030 hm³ de capacidad, lo que equivale a un 44,5 % de llenado. La cifra es sensiblemente mejor que la del año pasado por estas fechas (2.808 hm³) y se sitúa también por encima de la media de los últimos diez años (2.903 hm³).
La subida se nota en embalses clave para el regadío y el abastecimiento urbano, como los de la campiña sevillana o la vega cordobesa. Sin embargo, los técnicos recuerdan que estar por debajo del 50 % en una cuenca tan dependiente del regadío intensivo obliga a mantener la prudencia: bastan uno o dos años secos para volver a una situación crítica.
Guadalete-Barbate y Mediterránea Andaluza: alivio, pero no margen para relajarse
En el ámbito de Guadalete-Barbate, que abastece a buena parte de la provincia de Cádiz, los embalses suman 696 hm³ sobre una capacidad total de 1.651 hm³, lo que representa un 42,2 %. La comparación interanual es positiva —el año pasado apenas se alcanzaban los 470 hm³— y también mejora la media de la última década (657 hm³). Aun así, los responsables de la cuenca insisten en que siguen vigentes las restricciones y recomendaciones de ahorro, especialmente en núcleos costeros muy dependientes del turismo.
Situación casi calcada encontramos en la Cuenca Mediterránea Andaluza, que engloba sistemas como los de la Costa del Sol, la Axarquía o parte de Almería. Los embalses alcanzan 502 hm³ frente a una capacidad de 1.174 hm³, es decir, un 42,8 % de llenado. Son más recursos que el año pasado (348 hm³) y que la media de los últimos diez años (451 hm³), pero con la salvedad de que se trata de zonas donde la demanda —por turismo, agricultura intensiva y crecimiento urbano— es muy elevada y muy poco elástica.
En comarcas como la Axarquía, por ejemplo, se mantiene el debate sobre la compatibilidad entre regadíos subtropicales, abastecimiento humano y caudales ambientales, incluso con más agua en los pantanos.
Tinto, Odiel y Piedras: el oasis onubense
El sistema de Tinto, Odiel y Piedras, en Huelva, es la cara amable del mapa andaluz. Sus embalses suman 168 hm³ sobre una capacidad de 229 hm³, lo que supone un 73,4 % de llenado. Aunque el volumen es ligeramente inferior al del año pasado (187 hm³), sigue claramente por encima de la media de la última década (162 hm³).
Esta relativa abundancia permite afrontar con más tranquilidad tanto el abastecimiento urbano como los usos agrícolas y ambientales en la provincia, aunque los expertos recuerdan que la gestión prudente es imprescindible para no repetir episodios de estrés hídrico en ciclos secos.
Un respiro tras las lluvias, pero con el clima como incógnita
Las mejoras en los niveles de los embalses llegan tras varias semanas de precipitaciones abundantes en la vertiente atlántica, que han beneficiado especialmente a las cuencas del Guadalquivir, Guadiana y a parte de los sistemas onubenses. También han dejado lluvias en el litoral mediterráneo, aunque de forma más irregular.
Pese al repunte, los hidrólogos recuerdan que Andalucía sigue inmersa en un escenario de cambio climático, con tendencia a sequías más frecuentes y episodios de lluvias muy concentradas que llenan pantanos, pero no garantizan una recarga uniforme de acuíferos y ríos.
La Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente y las confederaciones hidrográficas deberán decidir en los próximos meses hasta qué punto estos buenos datos permiten aliviar restricciones al regadío o mantener una línea de máxima cautela para asegurar el abastecimiento urbano en el medio plazo.
Andalucía, entre la necesidad de agua y la obligación de cambiar el modelo
Con la reserva peninsular al 54 % y los sistemas andaluces entre el 42 % y el 73 %, la comunidad encara 2026 con algo más de tranquilidad que en años anteriores, pero con viejos dilemas aún sobre la mesa:
- ¿Cómo compatibilizar regadíos intensivos, turismo y abastecimiento urbano en las cuencas mediterráneas?
- ¿Qué ritmo deben seguir las obras de interconexión, desalación y reutilización para no depender tanto del “milagro” de las lluvias?
- ¿Cómo adaptar cultivos y planificación urbana a un contexto donde “años buenos” como este pueden ser la excepción?
Por ahora, los embalses andaluces ofrecen un respiro. Pero el mensaje de fondo de este último informe es claro: el agua sigue siendo un recurso escaso y estratégico en Andalucía y, aunque las borrascas hayan llenado parcialmente los pantanos, el verdadero reto está en cambiar la forma de consumirla para que la próxima sequía no vuelva a pillarnos con las reservas bajo mínimos.








