La incertidumbre política en Reino Unido ha provocado una fuerte reacción en los mercados financieros y en la libra esterlina, luego de que el primer ministro laborista, Keir Starmer, y su equipo económico decidieran retractarse de una controversial subida de impuestos que pretendía paliar el déficit fiscal de 34,000 millones de euros. La decisión, anunciada tras una filtración del «Financial Times», sugiere un problema de liderazgo dentro del gobierno y una aparente falta de coherencia en su política fiscal, lo que ha generado críticas tanto dentro como fuera del partido. La ministra de Economía, Rachel Reeves, enfrenta una creciente oposición por su enfoque fiscal rígido, mientras que Starmer intenta contener una potencial rebelión interna liderada por figuras ascendentemente populares como el ministro de Sanidad, Wes Streeting. Aunque los mercados han mostrado una leve recuperación, persiste el escepticismo sobre la capacidad del gobierno para volver a encauzar las debilitadas cuentas públicas sin comprometer más su estabilidad política.
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