La suspensión ocurre mientras las autoridades talibanas aumentan el escrutinio sobre diversas actividades, afectando múltiples sectores bajo su control. Este incremento en la vigilancia refleja un esfuerzo por imponer sus normas y regulaciones en las áreas que administran, generando tensiones y adaptaciones forzadas entre las comunidades locales. La situación se enmarca en un contexto de incertidumbre y cambios abruptos, evidenciando la continua influencia y control del régimen talibán.
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