La Junta de Andalucía sospecha que el incendio que ha arrasado 300 hectáreas fue provocado. Las autoridades locales han intensificado las investigaciones para determinar las causas exactas y han desplegado equipos de bomberos y medios aéreos para controlar el fuego. Mientras tanto, las condiciones climáticas dificultan las labores de extinción, y se advierte a la población sobre el riesgo de propagación. La prioridad es garantizar la seguridad de los residentes y proteger las zonas aledañas al siniestro.
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