El año 2024 está resultando ser uno de los más complicados para el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Tras un revés electoral en las elecciones europeas, donde más de la mitad de los votantes se inclinaron por partidos de ultraderecha e izquierda antisistema, Macron afrontó la difícil tarea de formar un gobierno. Con el país aún recuperándose de las tensiones políticas, Michel Barnier fue nombrado primer ministro, con la aquiescencia de Marine Le Pen, tras la salvación «in extremis» de una moción de censura. Francia, además, enfrenta serios desafíos económicos, incluyendo un elevado déficit y un creciente endeudamiento, lo que ha llevado a debates sobre subidas de impuestos. En el trasfondo, Le Pen sigue acechando, sugiriendo que el país podría dirigirse hacia nuevas elecciones bajo un liderazgo con «legitimidad extremadamente débil». Con la perspectiva de elecciones anticipadas, el panorama político francés se muestra incierto y tenso, mientras todos los ojos se posan en el horizonte electoral de 2027.
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