En el contexto actual de tensiones internacionales, una figura influyente ha expresado su preocupación por la actitud de ciertos sectores en Europa hacia Estados Unidos. Alerta contra la tendencia de adoptar una postura sumisa con la esperanza de que las discrepancias se disipen, sosteniendo que la solución no radica en la sumisión, sino en mantener una posición firme y autónoma. Rechaza la idea de un «vasallaje feliz», sugiriendo que Europa debe buscar un equilibrio que respete su independencia y dignidad en las relaciones transatlánticas.
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