La presidenta de la Comisión Europea aspiraba a formalizar este fin de semana el acuerdo que lleva 26 años en negociación y que permitiría abrir el mercado a 700 millones de americanos. Sin embargo, la resistencia de Francia e Italia ha frenado este avance, debido a que ambos países mantienen intereses que consideran amenazados por tal apertura económica. Esta situación subraya las tensiones y complejidades que enfrentan las naciones europeas al intentar unir sus economías con las del continente americano.
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