España se enfrenta a un cambio electoral inminente, impulsado por la juventud que cuestiona el dominio estatal y el activismo forzado. Mientras la izquierda tradicional se encuentra desorientada y carente de claridad ética, se acusa a colectivos subvencionados de promover ideologías divisionistas. Sin embargo, una nueva generación está derribando barreras, defendiendo libertades individuales y la preservación de valores históricos europeos. El sistema educativo, criticado por su tendencia al adoctrinamiento, enfrenta resistencia por parte de jóvenes que buscan reclamar una narrativa más equilibrada y fiel a sus raíces.
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