En el reciente recordatorio del nacimiento de Jesucristo, también se ha traído a colación el destino de sus apóstoles tras su crucifixión y resurrección, un tema explorado por el tuitero Gon Sánchez Rey mediante vídeos en la red social X. Pedro, identificado como el primer papa, fue crucificado en Roma bajo el mandato de Nerón. Andrés también enfrentó la crucifixión, en Patrás, Grecia. Juan, el único que evitó una muerte violenta, predicó en Asia Menor hasta su fallecimiento en Éfeso. Otros apóstoles, como Santiago el Mayor y Felipe, sufrieron destinos trágicos en Judea y Frigia respectivamente. Bartolomé experimentó un horrendo martirio en Armenia, y Tomás murió en India a manos de una lanza. Mateo fue asesinado en Etiopía, mientras que Santiago el Menor fue ejecutado brutalmente en Jerusalén. Simón el Zelote y Judas Tadeo murieron en Persia bajo circunstancias penosas. Por su parte, Judas Iscariote, tras traicionar a Jesús, se suicidó, plagado por la culpa. Esta cronología destaca el papel crucial y a menudo trágico de los apóstoles en la propagación del cristianismo.
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