En su primera gira por Oriente Próximo, el nuevo secretario de Estado de Estados Unidos ha emitido una contundente advertencia contra Irán, calificándolo como el principal instigador de inestabilidad y violencia en la región. Durante su intervención, subrayó que Irán no debe poseer armas nucleares, reiterando el compromiso de su país de oponerse a cualquier intento iraní de desarrollar tales capacidades. Esta declaración refuerza la postura estadounidense de evitar una escalada nuclear en una zona ya tensionada por conflictos políticos y religiosos, y sugiere una política exterior firme hacia Teherán.
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