María Corina Machado, disidente venezolana, se convierte en centro de atención al recibir el Nobel de la Paz en Oslo. Aunque lleva en la clandestinidad desde agosto, la llegada a la ceremonia de destacados líderes latinoamericanos y su familia subraya el simbolismo del premio como estandarte de libertad en Venezuela. La situación política en el país se ha intensificado tras su triunfo en las elecciones internas de la oposición y la consiguiente represión chavista. Mientras Estados Unidos incrementa la presión sobre Maduro, el galardón ha revitalizado la esperanza de cambio entre los venezolanos. A pesar de los desafíos, Machado insiste en su retorno a Venezuela y en el surgimiento de un nuevo capítulo para su país, marcado por la promesa de democracia y fin de la opresión.
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