La reciente visita de Emmanuel Macron a Rabat ha intensificado la presión sobre España para reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, en medio de una serie de acuerdos valorados en 10.000 millones de euros firmados entre Francia y Marruecos. El régimen marroquí, impulsado por declaraciones de políticos como Mohamed Benabdelkader, solicita más concesiones a Madrid, sugiriendo que el apoyo de Pedro Sánchez al plan de autonomía de Marruecos resulta ya insuficiente. Además, Rabat busca acelerar la cesión del control del espacio aéreo del Sáhara Occidental, que actualmente España supervisa. Las tensiones comerciales, manifestadas en la competencia entre empresas españolas y francesas, subrayan la necesidad de una estrategia más sólida por parte de España en sus relaciones con Marruecos, un contexto agravado por la reciente omisión de referencias al contencioso saharaui en los documentos del PSOE. Este complejo escenario revela las fricciones franco-españolas generadas por sus respectivas diplomacias en Marruecos, en paralelo a la rivalidad con Argelia y sus posiciones sobre el conflicto del Sahara.
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