Las tensiones soterradas entre Argelia y sus vecinos del sur, Mali, Níger y Burkina Faso, han emergido tras el presunto derribo de un dron maliense por parte de Argelia, provocando un cruce de acusaciones diplomáticas. La Alianza de los Estados del Sahel (AES) acusa a Argel de violar el derecho internacional, mientras el gobierno argelino tacha a Mali de promover el terrorismo. La crisis refleja una pugna por la influencia en el Sahel entre Argelia, que históricamente ha mediado en la región, y otros actores como Rusia, Marruecos y Emiratos Árabes Unidos. Los golpes de estado en los países sahelianos y las alianzas emergentes han alterado el equilibrio geopolítico, aumentando la inestabilidad en la zona. Mientras tanto, las juntas militares que gobiernan Mali, Níger y Burkina Faso enfrentan desafíos internos y externos, incluyendo su relación con mercenarios rusos y el distanciamiento de antiguos mediadores como Argelia, complicando la situación en un escenario donde diversas potencias buscan ampliar su influencia.
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