El escenario político en España se ve marcado por acusaciones de corrupción en el gobierno del PSOE y movimientos políticos que apuntan al ascenso del PP y VOX, superando en encuestas la mayoría absoluta. Con un panorama de incertidumbre sobre el futuro de Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo emerge como posible próximo presidente, atrayendo la atención de líderes nacionales e internacionales, incluido Marruecos. Este trasfondo incluye tensiones derivadas de la política española hacia el Sáhara Occidental, donde el cambio de postura de Sánchez, favoreciendo la anexión marroquí, provocó el malestar de Argelia y desencadenó fricciones diplomáticas. Las relaciones con Marruecos se tensan aún más por las críticas del gobierno alauita hacia el PP, en medio de denuncias de control migratorio y un histórico desafío sobre Ceuta y Melilla. La posición de España hacia Marruecos sigue siendo objeto de debate, cuestionándose los beneficios de mantener una relación generosa con un vecino en conflicto.
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