En un intento por posicionar a Dajla, en el Sáhara Occidental ocupado, como un atractivo destino turístico, Marruecos ha expulsado a periodistas críticos mientras abre sus puertas a influencers y creadores de contenido. Según denuncias de activistas saharauis, la ciudad enfrentada a violaciones de derechos humanos se vende a través de un «escaparate» turístico apoyado por el gobierno marroquí para desviar la atención del conflicto sobre la marroquinidad del territorio, aún pendiente de descolonización según la ONU. Mientras el régimen alauí busca apoyo internacional promocionando las bellezas de Dajla, críticos alegan que tal promoción es complicidad con la ocupación.
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