Marruecos ha mantenido con discreción sus lazos con Israel, a pesar de la indignación popular provocada por la ofensiva israelí en Gaza en octubre y las controversias generadas por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sobre la soberanía del Sáhara Occidental. La oficina de enlace israelí en Rabat, dirigida por David Govrin, reanudó sus actividades tras meses de parón debido a la guerra en Gaza y las protestas en Marruecos. En julio, Tel Aviv nombró a Hassan Kaabia como jefe adjunto de la delegación, que ha retomado su presencia en redes sociales. La reciente escala de un barco de guerra israelí en Tánger y las declaraciones de Netanyahu sobre mapas que no reconocen la soberanía marroquí sobre el Sáhara han generado tensiones. A pesar de estos desafíos, el gobierno marroquí sigue apostando por las relaciones con Israel, una postura que enfrenta amplia oposición entre sus ciudadanos.
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