El fundador de una empresa tecnológica ha planteado un ultimátum al equipo directivo, exigiendo una mayor participación accionaria, hasta alcanzar el 28% en los próximos diez años. En un movimiento audaz, amenazó con abandonar la compañía si no se le conceden los fondos y el control necesarios para sus proyectos futuros, declarando enfáticamente que no continuará desarrollando tecnología avanzada, como robots, si existe el riesgo de ser desplazado del liderazgo.
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