Unas 500.000 personas se movilizaron en distintas partes de Israel para presionar al Gobierno de Benjamin Netanyahu a alcanzar un alto el fuego con Hamás y liberar a los rehenes, en medio de crecientes tensiones tras la confirmación de la ejecución de seis rehenes, incluido Carmel Gal. Los manifestantes han aumentado su malestar hacia el gobierno, responsabilizándolo por las muertes. En Jerusalén, se llevaron a cabo concentraciones frente a la residencia del primer ministro con demandas de detener la guerra y negociar, mientras que la cifra de rehenes pendientes de liberación permanece alta, con 97 cautivos aún en poder de Hamás. Se insta a una nueva huelga general para presionar por un acuerdo que ponga fin al conflicto.
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