En México, un exmilitar colombiano relata su trabajo para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), revelando el reclutamiento de compatriotas con formación castrense. Su testimonio se suma a una creciente preocupación de las autoridades por la implicación de exsoldados colombianos en actos violentos, incluido el asesinato de soldados mexicanos en Michoacán. Este fenómeno refleja un patrón: exmilitares colombianos atraídos por altos salarios que ofrecen cárteles y conflictos extranjeros. Sin protección adecuada, estos exsoldados a menudo caen en prácticas reclutadoras predatorias. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, impulsa medidas contra el mercenarismo, mientras las autoridades mexicanas advierten sobre la influencia de estos mercenarios en la violencia del país.
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