En un giro inesperado, Micron ha decidido revisar el calendario de su ambicioso proyecto de semiconductores en Clay, Nueva York, postergando la apertura de sus dos primeras fábricas. Según se detalla en el informe ambiental definitivo aprobado, la Fab 1 verá su inauguración aplazada de mediados de 2028 a finales de 2030, mientras que la Fab 2 se demorará hasta finales de 2033.
Este ajuste, que se produce después de que las autoridades locales aprobaran el informe de impacto ambiental, responde a la necesidad de un periodo de construcción más prolongado, extendiéndose ahora de tres a cuatro años. La empresa ha señalado que la complejidad de coordinar infraestructuras críticas, como energía y transporte, contribuyó a esta decisión. Las autoridades han recordado que cronogramas como estos son inherentemente «fluidos».
El nuevo plan incluye un replanteamiento del cronograma, con la Fab 1 prevista para comenzar su construcción en el segundo trimestre de 2026 y finalizar en el tercer trimestre de 2030. Por su parte, las obras de la Fab 2 arrancarían a finales de 2030. Las Fabs 3 y 4, que también sufren retrasos, completarán el campus hacia 2041. Este aplazamiento afecta igualmente a la contratación de personal, lista para alrededor de 4,500 puestos operativos, y a infraestructuras auxiliares, como centros de salud que no estarán listos hasta 2032.
Micron no ha especificado un motivo preciso, aunque se apunta a factores como la disponibilidad de mano de obra especializada y la sincronización con otros proyectos de suministro energético en marcha. Además, el ajuste en la financiación del acuerdo federal bajo la ley CHIPS influye, destinando parte de los 6,1 mil millones de dólares a un segundo fab en Boise, Idaho, el cual abrirá antes que las instalaciones de Clay.
La postergación no disminuye la magnitud del proyecto, que promete una inversión potencial de hasta 100,000 millones de dólares en dos décadas en Nueva York. Las conclusiones del informe ambiental permitirán seguir adelante con trámites de permisos y preparación del terreno.
El caso del proyecto de Micron refleja los desafíos enfrentados por la industria tecnológica en EE. UU., como la escasez de talento especializado y circunstancias logísticas complejas. Este ajuste también tiene implicaciones globales, ya que prolonga la dependencia de Asia en la producción de microelectrónica, afectando a mercados en Europa y más allá. A medida que avanza el proceso, Nueva York permanece como un eje clave en la visión a largo plazo de Micron, mientras que la prioridad actual se desplaza hacia las nuevas instalaciones en Boise.
