La introducción de los nuevos Computer-Using Agents (CUA) de Microsoft en su plataforma Copilot Studio ha generado gran expectativa en el ámbito de la inteligencia artificial, y no es para menos. Este avance podría cambiar las reglas del juego en el sector, similar a cómo ocurrió en el pasado con la competencia entre Slack y Teams. Microsoft, a través de su capacidad de integración y despliegue a escala, puede repetir la historia, consolidando su dominio en el mercado.
El paralelo con el caso de Slack y Teams es inevitable. Mientras Slack innovó en la comunicación empresarial, Microsoft capturó rápidamente el mercado con Teams al integrarlo en su suite Office 365. Este movimiento no necesariamente se debió a la superioridad del producto, sino a su implementación estratégica en el ecosistema corporativo ya establecido.
Hoy, Microsoft parece estar replicando este enfoque. Con el lanzamiento de sus nuevos CUA, integrados directamente en su infraestructura empresarial, Microsoft se enfrenta a un panorama donde otras empresas como OpenAI y diversas startups ya habían incursionado. Sin embargo, la verdadera ventaja competitiva de Microsoft no radica únicamente en la tecnología de inteligencia artificial, sino en su poderosa capacidad de distribución y alcance.
Los Computer-Using Agents de Microsoft son notables no solo por su innovación tecnológica, sino también por su enfoque práctico. Estos agentes pueden operar de manera autónoma en interfaces gráficas, interactuando con el software de manera similar a como lo haría un humano, pero con mayor rapidez y eficiencia. Se perfilan como la nueva generación de automatización robótica de procesos (RPA), capaces de adaptarse dinámicamente y operar de manera segura dentro del entorno de nube de Microsoft.
El poder de Microsoft reside en su ecosistema consolidado, que incluye Office, Teams, Dynamics, Azure y Windows, garantizando una integración directa con millones de usuarios empresariales. Este enfoque elimina barreras técnicas y permite que la tecnología llegue a manos del usuario final de manera más eficiente. La capacidad de Microsoft para cumplir con rigurosas normativas de seguridad y cumplimiento también refuerza su posición.
Los casos de uso para estos agentes son variados, desde la introducción masiva de datos en sistemas obsoletos hasta la interacción con aplicaciones cerradas que no soportan integraciones. Todo ello se logra sin necesidad de complejos desarrollos a medida, lo que hace que la automatización sea accesible como nunca antes.
El panorama que se dibuja con la llegada de los CUA es el de una posible era post-API, donde las interfaces gráficas ya no son limitantes. Esto implica que cualquier software, sin importar su antigüedad o grado de apertura, puede ser automatizado con facilidad. Este enfoque podría posicionar a Microsoft en la cúspide del mercado de automatización empresarial, gracias a su ya consolidada presencia en el escritorio y la pantalla de millones de usuarios.
La pregunta que queda en el aire es si estamos ante la consolidación de un nuevo monopolio de facto o si esto representa una democratización de la automatización sin precedentes. Lo cierto es que la inteligencia artificial ha dejado de ser solo una tecnología de respuesta; ahora es una fuerza que actúa por sí misma en el universo digital.
