Durante su reciente participación en el programa televisivo El Hormiguero, Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, ofreció una radiografía de la economía actual que resonó con muchos televidentes y ciudadanos en general. En su intervención, Revilla abordó una pregunta que sigue siendo fuente de frustración para muchos: ¿por qué, a pesar de los indicadores económicos positivos, la prosperidad no se refleja en los bolsillos de la mayoría?
Revilla, conocido por su estilo franco, comenzó exponiendo las huellas históricas que el capitalismo y el comunismo han dejado en la distribución de la riqueza. Aunque reconoció que el capitalismo ha prevalecido a nivel global, no dejó de criticar su versión actual, la cual, según él, favorece a unos pocos debido a la existencia de monopolios que distorsionan la competencia. En su análisis, destacó una cifra alarmante: en el pasado siglo, un 5% de los estadounidenses controlaba el 90% de la riqueza, una tendencia que persiste en diversas economías modernas, incluida España, donde el 10% más rico acumula el 60% de la renta.
Con sus agudas observaciones, Revilla cuestionó el entusiasmo de quienes celebran el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de España, previsto superior al 3% este año. Alegó que el crecimiento es insignificante si no se traduce en un reparto justo. Comparó la situación con un pueblo en el que solo una persona disfruta de un festín diario, mientras el resto pasa hambre, subrayando así la disparidad entre cifras macroeconómicas y la realidad vivida por la mayoría.
El político cántabro presentó cifras contundentes: «En España, 12 millones de personas ganan menos de 950 euros mensuales, y otros 6 millones apenas alcanzan los 1.500 euros». Estos datos ilustran el creciente malestar social y la dificultad de acceder a una vivienda adecuada, en un contexto en el que los precios de las propiedades han aumentado un 58% en los últimos 15 años, en contraste con un incremento salarial del 20%.
Uno de los temas más candentes de su discurso fue la crítica al sistema tributario. Revilla denunció impuestos como el IVA, que grava de igual manera a ricos y pobres, considerándolos injustos. Subrayó que mientras los millonarios apenas notan una subida del IVA, esta afecta significativamente a las familias con menos recursos.
Revilla también arremetió contra la baja carga fiscal de las grandes corporaciones en contraste con la elevada presión fiscal que enfrentan los trabajadores. «Mientras tú y yo pagamos el 50% de nuestros ingresos en impuestos, las grandes empresas no superan el 6%», argumentó, hizo un llamado a una reforma tributaria más equitativa.
Para Revilla, implementar un sistema fiscal más progresivo es crucial. Propuso que quienes más ganan deberían pagar más impuestos para financiar servicios públicos fundamentales como la sanidad y la educación, facilitando así una redistribución más equitativa de la riqueza.
A pesar de su estilo cercano y su habilidad para conectar con el público, las críticas y propuestas de Revilla en materia económica y social no pasan desapercibidas. Cerró su intervención con una frase que captura la esencia de su mensaje: «La economía va como un cohete, pero no para todos.»