Pablo González, conocido también como Pavel Rubtsov, fue incluido en un significativo intercambio de prisioneros entre Rusia y Occidente, suscitando preguntas sobre su relevancia para el Kremlin. Investigaciones revelan que González, quien trabajaba como periodista en España, es sospechado de espiar para el GRU ruso, una actividad que podría estar influenciada por su padre, un exmiembro de la inteligencia rusa. Detenido cerca de la frontera polaca con una periodista polaca, González ha negado vinculaciones con el espionaje. Su regreso a Moscú junto a otros agentes fue recibido por Putin, quien prometió recompensas. El trasfondo familiar y la doble nacionalidad de González continúan bajo escrutinio por los servicios secretos de varios países.
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