La salud del rey Mohamed VI de Marruecos, que ya ha cumplido 61 años, se deteriora, lo cual se evidencia en sus pocas y limitadas apariciones públicas. Su más reciente muestra de fragilidad ocurrió en una breve audiencia con el atleta Soufiane El Bakkali en el palacio real de Tetuán. Padeciendo posibles afecciones como sarcoidosis y la enfermedad de Hashimoto, su decaimiento es cada vez más notorio, incluso durante actos oficiales en los que no logra permanecer de pie sin ayuda. A pesar de su deterioro físico, Mohamed VI sigue ejerciendo un poder considerable amparado por la Constitución reformada en 2011, que lo blinda en cuestiones religiosas, de seguridad y decisiones políticas estratégicas. Mientras se especula sobre una posible transición, su hijo, el príncipe heredero Mulay Hasán, ha asumido mayores responsabilidades, todo ello en un clima de secretismo respecto al estado de salud exacto del monarca.
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