La temporada taurina de este año se enfrenta a desafíos significativos, marcados por el debate continuo sobre la tradición y el maltrato animal. A pesar de la polémica, las plazas en España siguen atrayendo a miles de aficionados, reflejando una cultura profundamente arraigada. Sin embargo, la disminución del interés entre las generaciones más jóvenes y el aumento de las regulaciones han puesto en jaque a la industria. Aficionados y detractores continúan en un encarnizado debate que, según algunos expertos, definirá el futuro del toreo como espectáculo cultural en el país.
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