La celebración de la COP11 del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco en Ginebra enfrentará un desafío complejo: la dualidad de China como regulador del tabaco y principal beneficiario de su industria. China, que ratificó el tratado en 2005, enfrenta un conflicto de interés estructural, al ser propietaria de la mayor empresa tabaquera del mundo mientras el tabaco causa más de un millón de muertes anuales en el país. Este doble rol complica la aplicación de políticas efectivas contra el tabaco y genera incertidumbre sobre la credibilidad de la conferencia. Además, la falta de transparencia y la influencia de China podrían obstaculizar avances significativos en la reunión, donde la reducción de daños y la regulación de nuevos productos son temas clave. La paradoja se amplía con la producción masiva de dispositivos de vapeo exportados mundialmente y restringidos internamente. A medida que la COP11 se desarrolla, se cuestiona si este foro internacional puede mantenerse relevante, garantizando que la evidencia científica prime sobre intereses comerciales y fiscales.
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