El debate sobre el uso de tecnología en las escuelas se intensifica, especialmente con la prohibición de teléfonos móviles. Según datos recientes, el 67,5% de los directores de escuelas prohibieron el uso de móviles, aunque sin un consenso claro apoyado por investigación científica. Diversos estudios internacionales ofrecen resultados mixtos sobre el impacto de esta prohibición en el rendimiento académico y la salud mental. En Noruega, por ejemplo, la prohibición redujo las visitas psicológicas y mejoró las notas en matemáticas entre estudiantes de secundaria. Sin embargo, en Suecia no se detectaron efectos. En España, se hallaron mejoras significativas en aprendizaje y reducción del «bullying» en regiones donde se prohibieron los móviles. A pesar de estas evidencias, muchas decisiones gubernamentales aún se basan en impulsos ideológicos, destacando la necesidad de un análisis más detallado y la aplicación estratégica de la tecnología en educación.
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