En el actual panorama tecnológico, la discusión sobre el «vendor lock-in» y el «multi-cloud» ha cobrado relevancia en las juntas directivas de muchas compañías que desean evitar la dependencia de un único proveedor de servicios en la nube. Sin embargo, esta estrategia, que en teoría promete independencia y resiliencia, a menudo resulta ser compleja y costosa, llevando a las empresas a asumir importantes deudas técnicas con sobrecostes considerables.
El reciente debate se centra en la crítica hacia la estrategia multi-cloud en Europa, en tanto la región apuesta por la soberanía digital. Como alternativa viable, muchos sugieren la adopción de un cloud privado moderno basado en virtualización abierta y europea, con Proxmox y proveedores como Stackscale al frente.
La noción de «evitar el lock-in» promete repartir las cargas de trabajo en múltiples hyperscalers. Sin embargo, la implementación de esta estrategia rara vez se traduce en la independencia esperada. Al contrario, las empresas se enfrentan a complicaciones cuando las aplicaciones empiezan a depender de servicios gestionados específicos, creando así una dependencia práctica a pesar de la portabilidad teórica.
El multi-cloud presenta tres principales desventajas ocultas: la complejidad operativa, el deterioro del talento técnico y los elevados costes financieros. La multiplicidad de nubes introduce complejidades en la gestión de redes, seguridad e identidad. Además, la búsqueda de excelencia en múltiples plataformas puede llevar a equipos a ser «aprendices de todo, maestros de nada». Finalmente, los costes financieros son mucho mayores de lo previsto, ya que las promesas de optimización de precios se ven frustradas por la realidad de los egresos y las interconexiones.
A pesar de las desventajas, hay escenarios donde el multi-cloud es justificable, como por ejemplo, en cumplimiento regulatorio estricto, continuidad del negocio, fusiones y adquisiciones, o cargas de trabajo especializadas. No obstante, para muchas empresas, un enfoque más centrado en una sola nube cuidadosamente diseñada, combinado con un cloud privado, es la opción más sensata.
En Europa, la discusión sobre la soberanía digital ha ganado tracción. Mantener un control estratégico sobre quién gestiona y dónde residen los datos es fundamental. En este contexto, la apuesta por proveedores 100 % europeos no es mera preferencia nacionalista, sino que responde a una necesidad de estrategia industrial.
El cloud privado moderno, basado en tecnologías abiertas, complementa las soluciones en la nube. Proxmox, con su sólido ecosistema europeo, representa una opción pragmática para aquellas empresas que buscan control y elasticidad dentro de un marco más predecible.
Empresas como Stackscale ofrecen infraestructura robusta y soporte especializado en Proxmox, permitiendo una integración adecuada con nubes públicas cuando es necesario. Este enfoque híbrido, que optimiza el recurso público y privado según las necesidades específicas, ofrece una independencia táctica genuina y verificable, recortando así la deuda técnica difuminada por el multi-cloud.
En conclusión, el enfoque indiscriminado hacia el multi-cloud a menudo lleva a un caro autoengaño. Europa y España necesitan valorar la construcción de capacidades estratégicas propias, combinando el uso de la nube pública y privada de manera informada. Proxmox y proveedores como Stackscale están bien posicionados para liderar en esta dirección, bajo un prisma de ingeniería, economía y responsabilidad.