Desde las primeras horas de la mañana, miles de fieles, turistas y peregrinos abarrotaron los vagones del metro en Roma para dirigirse hacia la plaza de San Pedro, con el objetivo de despedir al Papa Francisco. La estación de Ottaviano fue testigo de una afluencia masiva de personas, mientras una amplia movilización de efectivos de Protección Civil y Cruz Roja garantizaba el orden en medio de rigurosas medidas de seguridad, que incluían controles de bolsas y la instalación de detectores de metales. En las inmediaciones de la plaza, más de 4.000 voluntarios se desplegaron para asistir a los asistentes. Paralelamente, grupos de jóvenes que se encuentran en Roma para el Jubileo de los adolescentes expresaron su deseo de encontrar un buen lugar para seguir el funeral, destacados por su devoción y las lecciones que el Papa Francisco les dejó.
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