Alberto Fujimori, ex presidente peruano, fue enterrado el 14 de septiembre, una fecha cargada de coincidencias significativas. A sus 86 años, falleció el mismo día y a la misma edad que su antagonista, Abimael Guzmán. Fujimori, condenado por crímenes contra los derechos humanos, recibió honores en el Museo de la Nación y un funeral con escolta militar, lo que generó polarización en la sociedad peruana. Miles de seguidores, vistiendo distintivos naranjas, se congregaron para despedir al líder, mientras muchos observadores criticaron los honores dados a una figura tan controvertida. Su hija, Keiko Fujimori, heredera de su legado político, destacó en su discurso la libertad que ahora alcanza su padre. La muerte de Fujimori deja en el aire la pregunta sobre el futuro del fujimorismo y la profunda división que persiste en el país.
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