Pedro Sánchez lleva siete años sin responder directamente a las preguntas de los portavoces parlamentarios durante las sesiones de control al Gobierno, algo que se ha convertido en una estrategia habitual. Esta práctica ha despertado críticas, especialmente del líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, quien observa cómo Sánchez evade temas cruciales recurriendo a listas de logros inverificables. La presidenta del Congreso, Francina Armengol, tampoco ha intervenido para exigir respuestas concretas, lo que ha generado cuestionamientos sobre el papel de los partidos de oposición, en especial del Partido Popular, en la verificación de datos. Este vacío de control y verificación ha llevado a consideraciones sobre cómo cambiaría el debate parlamentario si se cotejaran los datos mencionados en las intervenciones del presidente.
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