Durante años, los bazares regentados por ciudadanos chinos en España fueron sinónimo de tiendas de barrio con pasillos llenos de productos diversos a bajo costo. Sin embargo, este modelo de negocio está transformándose rápidamente en respuesta a los nuevos hábitos de consumo y las aspiraciones de los emprendedores chinos. Muchos han dejado atrás los bazares para embarcarse en nuevos modelos que incluyen peluquerías, tiendas de moda, bares de tapas y asesorías. Esta reinvención refleja un giro estratégico hacia el sector servicios, aprovechando la constancia y habilidad en ofrecer precios competitivos. La incursión en la hostelería española es notable, donde los empresarios chinos han adoptado y adaptado recetas locales, demostrando una habilidad para conectar con el consumidor español. Pese al cambiante panorama comercial, la ética de trabajo y el deseo de superación siguen siendo la esencia de estos emprendedores, convirtiendo lo que parecía un declive en una revitalización del sector.
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