En las zonas montañosas de Siria, la recolección de hojas de laurel se ha convertido en un medio de subsistencia peligroso y precario tras la caída del régimen de Bashar al-Asad. Los recolectores, muchos de los cuales pertenecen a la comunidad alauí, enfrentan el riesgo de ser atacados por pistoleros enmascarados mientras intentan ganarse la vida ante la falta de oportunidades laborales. La cosecha de laurel, antes ligada a la tradición jabonera, ahora es una actividad económica riesgosa que paga apenas dos euros por jornada. La violencia y el desempleo han forzado a familias enteras, incluidos niños, a trabajar en condiciones extremas en la montaña. A pesar de la dureza del trabajo y los peligros latentes, las ganancias son mínimas y no compensan el alto riesgo que corren. Mientras tanto, el laurel recolectado se convierte en productos altamente valorados en mercados internacionales, sin que las ganancias beneficien a quienes arriesgan sus vidas para cosecharlo.
Leer noticia completa en El Pais.


