El próximo 8 de noviembre será una fecha histórica para el índice Dow Jones Industrial Average (DJIA), con la salida de Intel después de 25 años de su presencia en el prestigioso indicador bursátil. La empresa de semiconductores será reemplazada por Nvidia, una de las compañías tecnológicas que ha mostrado un notable crecimiento en los últimos años, reflejando el cambiante paisaje del sector impulsado por la inteligencia artificial.
Intel, que había sido un componente del DJIA desde 1999, enfrenta un período crítico en su trayectoria empresarial. La empresa ha soportado pérdidas considerables y un drástico descenso en el valor de sus acciones, que cayeron un 30% tras la revelación de sus resultados financieros negativos en el mes de agosto. Durante el segundo trimestre de 2024, Intel reportó pérdidas de 1.600 millones de dólares y anunció una reestructuración que afectará a 15.000 de sus empleados, medidas que subrayan los significativos desafíos que enfrenta la compañía en el competitivo mercado de los semiconductores.
En contraste, Nvidia ha emergido como un líder en el ámbito tecnológico, impulsada por la creciente demanda de soluciones basadas en inteligencia artificial. La empresa ha alcanzado un notable hito al convertirse, brevemente, en la compañía con mayor capitalización bursátil del mundo, alcanzando los 3,34 billones de dólares. En un notable ascenso, las acciones de Nvidia han aumentado en un 850% durante los últimos dos años. Su inclusión en el DJIA junto a otras grandes tecnológicas con capitalizaciones superiores al billón de dólares, como Microsoft, Apple y Amazon, reafirma su posición como un actor clave en la industria.
Además del cambio en el lugar de Intel por Nvidia, el DJIA también verá otra alteración con la sustitución de Dow Inc. por Sherwin-Williams. En el ámbito del Dow Jones Utility Average (DJUA), Vistra Corp. reemplazará a The AES Corp., indicando una reconfiguración estratégica en los índices para adaptarse a las dinámicas actuales del mercado.
Este ajuste en el DJIA no solo señala el declive momentáneo de una vieja guardia de la tecnología, sino también el ascenso de nuevas fuerzas motrices en la economía global, movidas por innovaciones disruptivas y cambios de paradigma que están marcando el futuro de la industria tecnológica.