En la reciente conferencia SC25, celebrada en San Luis, Misuri, quedó claro que la supercomputación está experimentando una revolución que trasciende la simple mejora de velocidad en el procesamiento de datos. En la era de la inteligencia artificial, se requiere repensar completamente el diseño y la operación de los centros de datos. NVIDIA se erigió como protagonista del evento, presentando un extenso conjunto de innovaciones que abarca desde GPU y CPU hasta computación cuántica, pasando por redes fotónicas y avances en eficiencia energética.
El panorama de las “AI factories” o fábricas de inteligencia artificial quedó firmemente establecido. Estas estructuras son necesarias para entrenar y desplegar modelos con billones de parámetros, requiriendo una arquitectura sofisticada donde NVIDIA busca posicionarse como el sistema operativo dominante.
Uno de los mayores atractivos fue el lanzamiento del NVIDIA DGX Spark, el cual está siendo promocionado como el “superordenador de IA más pequeño del mundo”. Este equipo de sobremesa es capaz de ofrecer un rendimiento de 1 petaflop en inteligencia artificial, permitiendo el manejo local de modelos de hasta 200.000 millones de parámetros. Integrado en la arquitectura Grace Blackwell, utiliza NVLink-C2C para mejorar significativamente la transferencia de datos entre CPU y GPU, potenciando la capacidad de inferencia y afinación de modelos a nivel de escritorio.
De igual relevancia es el nuevo NVIDIA BlueField-4, una DPU diseñada para orquestar los recursos en las crecientes infraestructuras de IA. Con una CPU NVIDIA Grace de 64 núcleos y el soporte de ConnectX-9 para redes de alta velocidad, esta DPU se convierte en el motor organizador de los AI factories, liberando así a las CPUs y GPUs de tareas críticas de infraestructura, desde la gestión de redes hasta la seguridad de los datos.
En la conferencia también se destacó la importancia de las redes fotónicas Quantum-X, que con su enfoque en la eficiencia energética y la resiliencia mejoran notablemente el funcionamiento de entornos con velocidades de 800 Gb/s. Gracias a la integración óptica directa en los switches, se logra reducir el consumo energético hasta 3,5 veces y mejorar la estabilidad operativa hasta 10 veces más que los sistemas tradicionales.
Además, la alianza entre NVIDIA y centros de supercomputación globales refleja la influencia expansiva de estas tecnologías. La introducción de NVQLink facilita la conexión entre procesadores cuánticos y GPUs de NVIDIA, creando un entorno híbrido cuántico-clásico que promete revolucionar la computación cuántica práctica con latencias reducidas y una mejora significativa en la corrección de errores.
Japón, encabezado por RIKEN, junto con la colaboración de NVIDIA, está desarrollando superordenadores que impulsarán tanto la ciencia como la computación cuántica, en un intento por incrementar su autonomía tecnológica. El proyecto FugakuNEXT, por ejemplo, aspira a multiplicar por 100 el rendimiento del actual Fugaku, integrando tecnologías cuánticas para antes del 2030.
Finalmente, sustituyendo el enfoque meramente técnico, NVIDIA presentó su visión sobre la eficiencia energética en supercomputación. El nuevo Domain Power Service redefine la gestión energética, permitiendo que se maneje y optimice de manera dinámica como cualquier otro recurso del centro de datos, proponiendo una solución que transforma a los consumidores eléctricos en defensores del equilibrio energético global.
Estas innovaciones subrayan el compromiso de NVIDIA con un futuro donde la supercomputación y la inteligencia artificial no solo crezcan en capacidad, sino en accesibilidad y sostenibilidad.








