En una votación considerada histórica, la Asamblea General de la ONU ha exigido a Israel que ponga fin a su ocupación ilegal de los territorios palestinos. La resolución, respaldada por 124 países, con 14 votos en contra y 43 abstenciones, se fundamenta en un dictamen de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) del pasado 19 de julio que consideró ilegal la ocupación israelí, incrementando así la presión diplomática sobre el estado israelí.
La medida subraya una vez más la fractura dentro de la Unión Europea (UE), cuyos países no lograron una postura unificada. Mientras que la mayoría de los miembros de la UE optaron por abstenerse, algunos estados miembros ultras y pequeñas islas del Pacífico se alinearon con Israel. Este resultado pone de manifiesto la diversidad de posturas dentro del bloque europeo y en el escenario internacional.
El amplio apoyo a la resolución refleja la creciente presión global sobre Israel para que termine con su control sobre los territorios palestinos ocupados. Sin embargo, las divisiones evidentes entre los países de la UE muestran una falta de cohesión dentro del bloque, lo que podría dificultar futuros esfuerzos diplomáticos. Con este resultado, la comunidad internacional sigue mostrando su respaldo a una solución justa para el pueblo palestino, aunque las divisiones en ciertos bloques políticos y regionales, como la UE, complican la búsqueda de soluciones consensuadas y efectivas.
A pesar del apoyo de algunos aliados clave, incluidos ciertos países europeos y microestados del Pacífico, Israel se enfrenta a una creciente presión diplomática internacional. La aprobación de esta resolución marca un nuevo paso en la postura internacional sobre el conflicto palestino-israelí, lo que podría tener implicaciones para futuras negociaciones y medidas en foros internacionales.
Además, el creciente aislamiento diplomático de Israel puede influir en su estrategia en los foros internacionales y en sus relaciones con países que tradicionalmente han apoyado sus políticas. El cambio en la opinión pública global y la presión de organizaciones internacionales también podrían empujar a algunos de estos aliados a reconsiderar su postura o, al menos, a fomentar un enfoque más equilibrado en futuras negociaciones. Las posiciones encontradas sobre este tema subrayan las dificultades para alcanzar una resolución pacífica en uno de los conflictos más prolongados del mundo.