OpenAI Supera el Millón de GPUs: La Imparable Sed de Cómputo en la Era de la IA

OpenAI ha declarado su ambicioso plan de convertirse en la mayor fuerza computacional del mundo, un objetivo que supera con creces la construcción de una simple empresa tecnológica. Sam Altman, director ejecutivo de la compañía, ha revelado que OpenAI planea tener en funcionamiento más de un millón de GPUs antes de que termine el 2025, un progreso monumental que ha sido compartido con notable orgullo y ambición en redes sociales.

Este esfuerzo coloca a OpenAI en una posición líder en la computación a gran escala, redefiniendo el concepto de infraestructura tecnológica y planteando interrogantes sobre energía, gobernanza y el poder digital. Las unidades de procesamiento gráfico (GPU) son esenciales en el desarrollo de inteligencia artificial; por lo tanto, superar el millón de GPUs significa alcanzar una capacidad computacional sin precedentes. Ello quintuplica las capacidades de competidores cercanos como xAI de Elon Musk.

La limitación en el sector ya no es el algoritmo mismo, sino el hardware disponible. En febrero, Altman admitió que el despliegue de GPT-4.5 tuvo que ser ralentizado debido a la falta de GPUs, catalizando una expansión significativa de OpenAI a través de nuevos centros de datos y alianzas estratégicas con gigantes como Microsoft, Oracle y posiblemente Google.

Uno de los proyectos más notables es el mega centro de datos en Texas, actualmente el mayor del mundo para inteligencia artificial. Este centro ya consume 300 megavatios y apunta a llegar a 1 gigavatio en 2026, lo que representa un consumo energético comparable al necesario para alimentar una ciudad entera. Esta expansión ha generado desafíos significativos para los operadores eléctricos locales, destacando el impacto de la IA en infraestructuras energéticas.

Sam Altman ha planteado una visión aún más ambiciosa: multiplicar su infraestructura actual por 100, lo que implicaría alcanzar 100 millones de GPUs. Aunque esta cifra parece inalcanzable, la intención no es simplemente aumentar la inversión, sino innovar en la tecnología de chips, arquitecturas y almacenamiento.

En este escenario transformado, la infraestructura computacional se convierte en una ventaja competitiva crucial. OpenAI establece un nuevo estándar en el sector, dejando atrás a muchos competidores. Sin embargo, gigantes como Meta, Amazon, Google y Apple también están desarrollando sus propios chips y centros de datos especializados, intensificando la batalla por el control de los recursos físicos y energéticos.

A pesar del entusiasmo y la velocidad del progreso, estas iniciativas avanzan sin un debate significativo sobre sus implicaciones. Surgen preguntas fundamentales sobre quién debe administrar estos recursos y qué ocurre cuando una empresa supera en capacidad de cómputo a muchos países. La transparencia, regulación y acceso equitativo a la tecnología son temas críticos que aún están sin abordar.

OpenAI está moviendo los límites de lo que es posible en el campo de la inteligencia artificial, pero, a medida que avanza, el verdadero desafío será determinar si esta expansión puede ser sostenida y, sobre todo, si debe serlo. La carrera para mejorar la IA continúa, pero ahora la discusión se centra en su viabilidad a largo plazo tanto en términos económicos como éticos.

Cayetano Andaluz
Cayetano Andaluz
Periodista y redactor de noticias de actualidad sobre Andalucía y sus provincias. También información en general.

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