La Fundación Hind Rajab, con sede en Bruselas, ha protagonizado un esfuerzo sin precedentes en la vigilancia digital, recopilando evidencias de crímenes de guerra cometidos por soldados israelíes en Gaza. En los últimos 17 meses, la organización belga ha presentado varias denuncias en la Corte Penal Internacional, basadas en pruebas extraídas de redes sociales, como imágenes y datos de geolocalización. Pese a las dificultades, las denuncias se extienden por países como España, donde aún no se han logrado arrestos efectivos. La fundación, que adoptó el nombre de Hind Rajab en memoria de una niña palestina asesinada, se enfrenta al desafío del apoyo gubernamental a los acusados y aboga por mantener el enfoque en la jurisdicción universal para procesar delitos graves a nivel internacional. Con más de 8,000 demandas a su nombre, mantienen la esperanza de lograr justicia frente a obstáculos legales y políticos.
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