Halloween tiene sus raíces en la celebración cristiana de la víspera de Todos los Santos y se mezcla con tradiciones celtas como Samhain, que marcaba el fin de la cosecha y el inicio del invierno. El Imperio Romano influyó al incorporar festividades como Feralia y Pomona. La tradición se consolidó en EE.UU. tras la inmigración irlandesa y escocesa del siglo XIX, trayendo consigo el tallado de calabazas y otras costumbres. En el siglo XX, Halloween se comercializó con disfraces y decoraciones, impulsado por Hollywood y la cultura popular, y su influencia se expandió globalmente.
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