La reforma electoral en México se convierte en un tema central bajo el liderazgo de Pablo Gómez, una figura destacada de la izquierda mexicana. El presidente de 78 años, designado por Claudia Sheinbaum, busca diseñar un nuevo sistema electoral y de financiación de partidos, marcando un distanciamiento del anterior enfoque de López Obrador. Gómez, conocido por su participación en el movimiento estudiantil de 1968, enfatiza que no se tratará de un acuerdo entre élites, sino que incluirá una consulta pública para decidir los cambios. Las propuestas abarcan la eliminación del fuero constitucional y la introducción de elecciones primarias, fundamentales para la representación popular y la reforma del sistema político-electoral. A pesar de las críticas internas y externas, Gómez se mantiene decidido, asegurando que la consulta y el debate definirán los pasos a seguir, buscando una reforma acorde con las necesidades del país.
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