Líderes de siete países de la Unión Europea, incluidos Irlanda, Polonia y Lituania, han expresado un firme respaldo a la propuesta de utilizar activos rusos congelados para financiar a Ucrania, considerándolo la opción más viable tanto en términos financieros como políticos. En una carta dirigida a Ursula von der Leyen y António Costa, los líderes abogan por usar estos activos para proporcionar un préstamo de reparaciones de 90,000 millones de euros a Kiev, que deberá reembolsarse solo si Rusia paga indemnizaciones post-conflicto. Sin embargo, el primer ministro belga, Bart de Wever, se opone a la propuesta, alegando riesgos financieros y jurídicos, y sosteniendo que es una «confiscación» contraria al Derecho internacional. A pesar de los intentos de persuasión, como la reunión del canciller alemán con De Wever, no se ha alcanzado un consenso, y las negociaciones continuarán durante la cumbre de líderes de la UE en diciembre. Desde Bruselas, han advertido sobre la urgencia de decidir, argumentando que una resolución permitiría fortalecer la defensa de Ucrania y negociar una paz duradera.
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