Un grupo de magistrados, reconocidos por su alta cualificación técnica, se ha visto envuelto en un fallo judicial inesperado, resultado de una serie de errores concatenados. Este desencadenamiento comenzó con seis mensajes y dos llamadas que, sumados a un correo electrónico y una nota, culminaron en un triple borrado de información clave. La situación ha puesto en duda la eficiencia y el control de procesos dentro del sistema judicial, llamando a una reflexión sobre las prácticas internas y la gestión de la información crítica en casos de alta relevancia.
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