En 2024, España registró más de 20,000 diagnósticos de cáncer de piel, incluyendo cerca de 7,900 melanomas, de acuerdo con el Ministerio de Sanidad. La dermatóloga Ángela Estenaga, de la Policlínica Gipuzkoa, alerta sobre la importancia de protegerse del sol y observar cualquier cambio en la piel. “Muchos tumores podrían evitarse con buenos hábitos de fotoprotección y autoexploración regular,” destaca.
El carcinoma basocelular, el tumor maligno más frecuente, aunque tiene baja mortalidad, puede afectar la calidad de vida. Estenaga explica que los cánceres de piel se clasifican en melanoma y no melanoma, siendo el primero el más peligroso, ya que puede presentarse en personas jóvenes. Los carcinomas están ligados a la exposición solar acumulada.
Entre los factores de riesgo más destacados se encuentran la exposición prolongada al sol y las quemaduras, especialmente en la infancia. Algunas pieles, que no pueden broncearse de forma saludable, deben optar por autobronceadores, advierte la dermatóloga.
Con el verano en puerta, resulta esencial usar crema solar con un factor de protección de 50, reaplicándola cada dos horas o después de nadar y secarse. Evitar el sol en las horas centrales del día y usar protección adicional como sombreros y gafas de sol son medidas aconsejadas.
La autoexploración es vital para la detección temprana. Es crucial observar lunares y manchas, y consultar al dermatólogo si se perciben cambios en tamaño, forma o color, o si una herida no cicatriza en dos semanas.
Estenaga enfatiza que la piel es el órgano más grande del cuerpo y su protección es indispensable. «El bronceado no es un signo de salud, sino de daño solar. Cuidar la piel es también prevenir enfermedades graves,» concluye la especialista.