En la etapa crucial del Tour de Francia en los Pirineos, la niebla y el frío desafían a los ciclistas, evocando el pasado glorioso del deporte. Mientras Julian Alaphilippe y otros luchan con medios improvisados en una era sin prensa tradicional, Tadej Pogacar se destaca con tecnología de punta, controlando el ritmo pero concediendo una breve libertad al pelotón. Thymen Arensman, renacido en su amor por el ciclismo, logra una destacada victoria, mientras que Jonas Vingegaard intenta desafiar sin éxito el dominio de Pogacar. En contraste, Remco Evenepoel, desgastado y abrumado por la presión, se retira, simbolizando el estrés que enfrentan los deportistas de élite. La cuestión del equilibrio entre la exigencia y la pasión se ilustra a través de experiencias personales, como el renovado entusiasmo de Arensman, quien redescubre su amor por el ciclismo en un viaje introspectivo.
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