Durante el sorteo de la Lotería de Navidad, muchos jugadores mantienen la esperanza de ganar algún premio, incluso cuando los más grandes se muestran esquivos. En estos casos, la pedrea se convierte en un consuelo valioso para quienes no han alcanzado los premios mayores. Esta categoría de premios menores, aunque modesta, es recibida con alegría y sirve como un reconocimiento al esfuerzo y la ilusión que se depositan en uno de los eventos más esperados del año. Los participantes celebran cualquier ganancia, por pequeña que sea, como una muestra de que la suerte nunca abandona del todo.
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