La negociación del salario mínimo en Colombia concluyó sin acuerdo, dejando en manos del Gobierno de Gustavo Petro la decisión sobre el incremento, que debe ser decretado antes del 30 de diciembre. Las posiciones entre las centrales obreras, que exigen un aumento del 16%, y los empresarios, que proponen un 7,21%, resultaron irreconciliables. El Ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, lamentó la falta de consenso, reconociendo que las negociaciones quedaron trabadas desde un inicio. La presidenta de Acopi y el presidente de Fenalco expresaron preocupaciones sobre el impacto económico de un aumento significativo. El desacuerdo no solo refleja diferencias salariales, sino que también tensiona las políticas macroeconómicas en un contexto de inflación que el Banco de la República intenta controlar. Históricamente, la resolución del salario mínimo tiende a ser impuesta por el Gobierno, situación que se repite este año, reflejando un patrón que condiciona la estrategia económica para el próximo año en Colombia.
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