El Gobierno mexicano, encabezado por Claudia Sheinbaum, enfrenta recortes presupuestarios significativos en su política de género en el contexto de un complejo panorama económico caracterizado por un alto déficit, la devaluación del peso y una desaceleración económica. A pesar de que el presupuesto para la igualdad de género aumentó un 9,5% respecto al año anterior, los programas destinados a combatir la violencia de género y mejorar la salud sexual siguen sin ser prioritarios, con solo un 4,7% y 0,1% del presupuesto asignado respectivamente. Mientras tanto, los fondos se concentran mayoritariamente en iniciativas sociales, como la Pensión para Adultos Mayores y becas universitarias. Las organizaciones civiles y expertos han expresado su preocupación ante estos recortes, que afectan especialmente a los refugios para mujeres víctimas de violencia y programas de salud reproductiva, advirtiendo sobre el riesgo que representan para los derechos y la protección de mujeres y niñas en un país donde la violencia de género sigue siendo alarmante.
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